Ayer martes iniciamos el curso con nuestros niños y niñas y con sus familias. Algunos ya estaban con nosotros el curso pasado y la mayoría son nuevos. Todos -ellos y los propios voluntarios- llegamos con ilusión y ganas de disfrutar y aprender, sobre todo a ser mejores personas, como fruto de nuestras interacciones y vivencias compartidas.
Antes de la merienda, vino a visitarnos un mago que nos sorprendió a todos con un libro que estaba primero vacío, después lleno de nuestros animales preferidos y que, un poco más tarde, cobraron un vistoso color. Un voluntario nos explicó que el mago nos había querido enseñar que con nuestro esfuerzo podremos aprender lo que nos propongamos y llenar cualquier libro en blanco.
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